Las vistas públicas realizadas por miembros de la comisión de Cultura de la Cámara de Diputados para conocer el parecer de los seibanos sobre el proyecto de resolución que conoce ese hemiciclo que solicita al Presidente de la República, Danilo Medina derogar el decreto No. 1383-75 que ordenó el traslado de los restos del general Pedro Santana desde la parroquia de El Seibo hasta el Panteón Nacional, encontró rechazo.
La mayoría de los residentes, se oponen, la propia iglesia, algunos hasta sugirieron lanzarlos al mar y hay quienes favorecen se mantenga donde está.
Participaron autoridades, historiadores, profesionales, entidades educativas, culturales, legisladores, investigadores, comunitarios y Ong’s quedando claro, que existen dos corrientes: la que rechazan a Santana como caudillo, traidor, asesino y villano y la que defienden su papel como guerrero y combatiente e incluso, en luchas para la propia Independencia, minimizando y justificando sus errores y excesos, incluida la Anexión a España.
Empero, el origen de la pieza, es un tema complejo y de carácter nacional, dice el presidente de la comisión, diputado Manuel Jiménez, que busca establecer diferencias y fronteras entre quienes merecen estar o no en el Panteón Nacional y evitar que los restos del verdugo reposen con sus víctimas.
De lo que se trata es destrujillizar el país, con leyes como la 578 de 1933, para que las actuales y futuras generaciones sepan cuáles son sus héroes y sus villanos, dijo por que no es posible que los restos de Pedro Santana reposen en el mismo lugar y al frente a los de María Trinidad Sánchez, ni Francisco del Rosario Sánchez que él mismo fusiló.
Santanistas y duartianos debatieron a buen nivel en el salón de sesiones del ayuntamiento de El Seibo, alcanzando mayoría, entre más de 20 exponentes, en contra de la anulación del decreto para que no sean devueltos los restos de Santana a esta ciudad, por diversas razones, entre estas la falta de un lugar, el retroceso que implica y falta de seguridad.
Entre quienes consideran deben dejarse las cosas como están, figura la iglesia católican representada por el párroco Abelino Reyes, quien dejó claro su desacuerdo en que se devuelvan los restos a la parroquia local, donde estaban hasta 1975, cuando fueron trasladados por medio del decreto 1383-75 del entonces presidente Joaquín Balaguer al Panteón Nacional.
El alcalde Gerardo Casanova, representado por la vicealcaldesa Elisa Ávila, se unió al consenso, mientras aclaró que si aun el Congreso decide aprobar su traslado, no existe espacio en el cementerio municipal, excepto si se le solciita un espacio propiedad de la familia Goico Morales.
La comisión estuvo integrada, además de Jiménez, por los diputados Néstor Julio Cruz Pichardo, quien dirigió los debates; Radhamés Fortuna, Frank Soto, y de la provincia, Juan Maldonado y Kenia Mejía. Esta ultima fue quien gestionó la vista, que también se realizó el pasado 23 de marzo en la Cámara Baja con historiadores invitados que abordaron el tema.
Decisión unilateral
El proyecto de resolución, introducido el pasado 7 de abril a la Cámara de Diputados, dice que la decisión el presidente Balaguer de trasladar los restos de Santana al Panteón Nacional, fue un hecho ®inconsulto® para el pueblo, donde no se le concedió oportunidad de expresarse, por reducto de leyes trujillistas.
El abogado Manuel Varela rechazó el traslado y el historiador Ramón Antonio Casado Díaz se mostró en contra, argumentando razones históricas. “Solo cabe en la Fortaleza del Ejercito y el decreto del presidente Balaguer no fue unilateral, sino para complacer a intelectuales e historiadores como Manuel De Jesús Goico Castro, el licenciado Carlos Rafael Goico Morales, Julio Gautreaux, Manuel Alejandro Goico (Nuno) y Enriquillo Evangelista, entre y otros”, agregó.
Entre quienes creen que debe quedarse en el Panteón por sus méritos militares, figuran el abogado César Pilier y César Mota: mientras el locutor Nicolás Mercedes abogó para que se traiga a un museo como atractivo turístico junto a otros hechos históricos que acumula El Seibo; la profesora Lidia de Padua cree que jamás deben estar junto a los héroes “debido a que lo que hizo con las manos, lo dañó con los pies y como guerrero fue oportunista”.
”Que lo lancen al mar”
El gestor cultural Juan Pradio Rojas dijo que cuando Santana fue llevado al Panteón, en 1975, protestó, y advirtió que lo haría ahora, si lo intentan devolver para El Seibo. Dijo que lo más apropiado sería “que lo lancen al mar”. Mientras, Marcelino Fulgencio, del Instituto Duartiano no ve sentido en regresarlo hasta El Seibo, lo que cree sería “una frustración, un premio al ser traidor y una enseñanza negativa para los jóvenes y estudiantes”.
El abogado Firo Mejía, que ve a Santana como a uno de los Padres de la Patria, justificó el rechazo a este como anexionista apoyándose en una interpretación de una parábola de Jesús. Entretanto, el diputado Juan Maldonado ve interesante las vistas, el debate y la altura como se ha llevado y que siga así en la Cámara.
Algunos que se oponen a que sean devueltos hasta El Seibo, favorecen se mantengan en el Panteón, resaltando su valentía, como Crugell Mariano de la Fundación Hicayagua; el historiador Antonio Rubirosa lamentó el desconocimiento de la historia, resaltando la valentía y arrojo de este; mientras Carlos Arriaga favorece se traiga a la parroquia local, al identificarse Santanita, al igual que Ramón Tavares (Maguila).
Sus contradiciones
Santana era enemigo acérrimo de Los Trinitarios, ordenó en el 1844 la expulsión del Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte y dispuso los fusilamientos de la heroína María Trinidad Sánchez, los hermanos Puello, Antonio Duvergé y sus hijos, José Contreras, Tomás de la Concha novio de Rosa Duarte y otros combatientes de la guerra de Independencia nacional.
QUIÉN FUE PEDRO SANTANA?
Pedro Santana nació en 1801 en Hincha, de Espaillat, ahora territorio Haitiano. Fue presidente de la República en el período 1844-1861,. Poco después de su nacimiento se trasladó, junto a su familia, al Cibao y luego a El Seibo al Este del país, en donde luego se convirtió en hatero.
Hijo de Pedro Santana y Petronila Familias, hacendados de la línea fronteriza, fue militar y político dominicano de una línea dictatorial e hizo frente a una nueva invasión haitiana (1855-1856).
Santana contrajo matrimonio en dos oportunidades: El primero con Micaela Antonia Rivera, una viuda rica de El Seibo y luego con Ana Zorrilla. Desde su primer matrimonio fue hombre de influencia en el Este.
Proclamada la independencia Nacional en 1844, fue nombrado general en jefe del ejército libertador y al imponerse los liberales a los conservadores en la Junta Central, tomó la capital, disolvió la Junta y arrestó a los “Padres de la Patria” (Duarte, Sánchez y Mella).
Desterró del país, el 10 de septiembre al ideólogo y principal Padre de la patria Juan Pablo Duarte y sin los trinitarios, supervisó la redacción de la primera Constitución dominicana, preparada en San Cristóbal, donde se hizo elegir Presidente de la República, siendo juramentado como el primer Presidente Constitucional Dominicano, el 13 de noviembre de 1844 hasta el 4 de agosto de 1848.
El artículo 210 de la promulgada Carta Magna le sirvió para que cometiera en el futuro toda clase de crímenes, excesos y tropelías, puesto que le daba al Presidente facultades para tomar cuantas medidas creyera oportunas, sin quedar sujeto por ello a responsabilidad alguna, con lo cual se anularon los principios proclamados y se creó, por ende, una grosera dictadura.